La vaca mediocre

Hace poco tiempo atrás leí un libro muy ejemplificativo acerca de los pretextos que nos imponemos nosotros mismos para quedarnos en la mediocridad cotidiana.
El libro se llama "LA VACA" de Camilo Cruz. Se los recomiendo, es cortito y ameno.

Camilo Cruz, en un viaje de Nueva York a Buenos Aires, se puso a conversar con una pasajera que le contó una historia que inspiró a Cruz a escribir el libro.

La historia es la siguiente.

Un maestro quería enseñarle a su discípulo una lección acerca de por qué algunas personas preferían vivir en la mediocridad y no superar los obstáculos que se le presentaban en la vida, y lo llevó a dar un paseo por un pueblito muy, muy pobre. Luego de caminar por un buen rato, se detuvieron en la casa más humilde del pueblo.
Se trataba de una casucha a punto de derrumbarse, las cuatro chapas que sostenían el improvisado techo que filtraba el agua de la lluvia, se sostenían por piedras y palos estaqueados al piso. La basura se juntaba alrededor de la casa.
Llamó la atención al discípulo una vaca muy flaca que estaba fuera y que proveía de una escasa leche a los integrantes de la familia.
Al ver esta escena supo el discípulo que esa vaca era la única posesión que tenían.
Luego de observar esto, el Maestro sacó una daga de su bolsillo y degolló la vaca y obligó al discípulo a huir del lugar.
El discípulo no podía entender en qué consistía la enseñanza del Maestro, privando a aquella familia del único bien que le proveía algo de bienestar.
Pasado el tiempo y con la curiosidad de saber qué había sucedido con esa familia decidió volver al pueblo.
Al regresar se encontró con una casa de material, mucho más grande y más limpia en el lugar de aquella casucha derruída.
Supuso que al perder la vaca los integrantes de aquella familia seguramente habían muerto de hambre.
Cuál sería su sorpresa al ver salir al mismo hombre que moraba la antigua casa. Entonces, le preguntó qué había sucedido, tan maravilloso para que se produjera ese cambio.
La respuesta de ese hombre fue que una mañana al levantarse habían encontrado su vaca degollada, producto seguramente de algún vecino envidioso. Al principio, él y su familia se encontraron desesperados, al punto del colapso familiar. En ese instante, su esposa le dijo que iría a pedir a algún campo un par de semillas para poder comer lo que cosecharan, luego esas semillas comenzaron a brotar y la verdura que sobraba las comenzaron a vender. Con el dinero que obtenían compraron más semillas y así fueron renovando y arreglando su casa. Sus hijos dejaron de buscar en la basura e iban al colegio y él y su mujer se dedicaban a la siembra y cosecha de lo que cultivaban.

La lección: Si bien su vaca era su única posesión, era también lo que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.

La vaca son nuestras excusas para mantenernos en la comodidad de una vida mediocre.
"Tengo lo que necesito para vivir, para qué pedir más?" esa es una de las muchas excusas (vacas) que utilizamos a diario para no salir de dónde estamos.
"Yo estoy mal, pero hay otros que están peores que yo" ... Por favor!! qué vaca!!
"Mi padre es así, lo mío es genético",
"Vivo así porque no tengo el apoyo de mi marido"
"Vivimos así porque mi esposa es negativa"
"Con un mundo en crisis, cómo no me va a ir mal?"

Estas excusas o justificaciones (vacas) nos impiden desarrollarnos, a salir de la mediocridad.

Hay una frase que dice "El que no arriesga, no gana" y es así!! debemos arriesgarnos y movernos! Salgamos de la comodidad de donde nos encontramos parados. Comencemos a movilizar la energía de nuestros pensamientos y creamos un mundo mejor para nosotros mismos y para nuestra familia. En la medida en que crezcamos individualmente, insitaremos a nuestro vecino a hacerlo. Así es una cadena de energía o acaso no notas que cuando tú pintas el portón de tu casa, siempre hay un vecino que te imita pintando la suya?

Ahora, te dejo pensando un poco ... cuáles son tus vacas que te invitan a mantener tu mediocridad?

Me gustaría que me la dejes escrita en un comentario.

Un abrazo.
Mirna

Nota: La historia no la transcribí textual, la adorné un poco con mi imaginación.